Aliento De Vida

El Pastor Tiburcio nos habla de algunos principios que Dios da en Su Palabra para ayudarnos a manejar las finanzas sabiamente. En esta ocasión se enfoca en el aspecto del préstamo, y nos explica que cuando uno toma prestado se hace esclavo del que le presta. Así que Dios nos manda a que no tomemos prestado; sin embargo, nos dice que si alguno tiene necesidad y nos pide prestado a nosotros, no se lo neguemos. Es importante que seamos administradores responsables y disciplinados, porque esto llevará a que tengamos reservas suficientes para cubrir nuestras necesidades, y además para ayudar al que está pasando dificultad.

En esta enseñanza, el Pastor Tiburcio hace énfasis en que las personas que reciben la revelación de Dios primero son los que entran al secreto de Él, en el lugar de la oración. Aveces esta revelación consistirá en entendimiento de cosas que algún hermano pueda estar atravesando, o inclusive, algo en lo que pueda estar necesitando corrección. Pero aclara que esta revelación no debe ser para que uno se vanaglorie, ni para que murmure contra su hermano, sino para que lo presente en oración ante Dios e interceda por él. Formar parte de este poderoso ministerio es un privilegio, y genera grandes beneficios, no sólo para el cuerpo de Cristo, sino que también para el mundo entero.

En esta primera parte de esta enseñanza, el Pastor Tiburcio nos dice que lo que debemos de procurar es ser conocidos por Dios, más que de los hombres. Debemos de tener una relación estrecha con el Señor, la cual surge de una vida de buscarle en lo secreto--donde Él suele revelar cosas a sus siervos.

En esta segunda parte de este tema, el Pastor Tiburcio nos habla de la importancia de que cada individuo que conforma una pareja cumpla con su deber conyugal. Dice que hacer esto es cuidar de su pareja. Además, nos habla de lo vital que es el perdón.

La Biblia es el manual para el ser humano vivir correctamente. En esta ocasión, vamos a analizar pautas que nos da La Palabra de Dios para que un matrimonio funcione.

En esta enseñanza, el Pastor Tiburcio señala que cuando no hemos madurado, tendemos a entrar en conflicto con los demás por cosas triviales y a ser carnales. Prestar atención a la palabra de Dios es clave para que dejemos atrás esa manera de vivir, y crezcamos y seamos perfeccionados.

En esta oportunidad, el Pastor Tiburcio nos habla acerca de la alarmante situación de personas que teniendo años en el evangelio, todavía no dominan lo más elemental de éste, y se rehúsan a profundizar en él.

Si no nos aseguramos de orar por las cosas que afectan nuestro espíritu, vamos rumbo a deslizarnos. En esta enseñanza, el Pastor Tiburcio nos señala que una de estas oraciones esenciales que debemos de hacer es que nuestro corazón no se incline a cosa mala.

Esta enseñanza nos habla de la importancia de que nuestras oraciones vayan más allá de simples peticiones superficiales; es importante que éstas abarquen y aborden las necesidades más profundas del ser humano.

En esta segunda parte se nos explica qué les espera al diablo y a aquellos que decidieron seguirle a él; qué les espera a los que no hayan sido hallados justificados en Cristo, que decidieron vivir apartados de Dios.

En un día determinado, todo ser humano tendrá que comparecer ante Dios y rendir cuentas por sus actos. El Pastor Tiburcio nos recuerda que, a pesar de que Dios es misericordioso y perdonador, no tendrá por inocente al malvado que insiste en la rebelión; por esto nos insta a que procuremos que ese día no nos encuentre sin habernos arrepentido, sin estar preparados.

En el mensaje de hoy, el Pastor Tiburcio responde a la interrogante de por qué el ser humano es tan especial para Dios; y desmiente el pensamiento de que el hombre es producto de la casualidad.

El Pastor Tiburcio nos señala un aspecto importante de permanecer, este es la necesidad de profundizar. Así como en la naturaleza las hojas de los árboles se secan por falta de profundidad de las raíces, de la misma manera sucede con el ser humano que no profundiza en su relación con Dios. En esta enseñanza conoceremos algunas consecuencias que surgen a partir de la vida que es llevada o experimentada superficialmente; conoceremos algunos comportamientos que se observan en esta manera de vivir.

Jesucristo nos dice en su palabra que Él es la vid y nosotros los pámpanos; y que separados de Él nada podemos hacer. En esta ocasión, el Pastor Tiburcio nos habla en base a este tema, y nos recuerda de la importancia de permanecer pegados a la fuente que nos proporciona la vida.

En esta oportunidad, el Pastor Tiburcio nos recuerda que el Señor aveces permite que seamos zarandeados, porque a través de las pruebas sus santos son perfeccionados. Nos explica que esta perfección consiste en que seamos colocados en el lugar que el Señor designó para nosotros, que alcancemos la madurez, y que lleguemos a la santificación. También, continúa haciendo énfasis en que la clave para resistir al diablo, y salir aprobados del proceso de prueba, es someternos a Dios.

En esta enseñanza, el Pastor Tiburcio nos exhorta a que si estamos atravesando el fuego de la prueba por servir a Cristo, no nos rindamos, porque después de que hayamos padecido un poco de tiempo seremos perfeccionados. También nos dice cuáles son las cosas que debe de hacer el cristiano cuando se encuentra en medio de sus procesos.

En esta segunda parte de este tema, el Pastor Tiburcio habla más detalladamente de algunas de las formas que el enemigo utiliza para tentarnos. Nos dice que debemos pararnos firmes contra estos ataques, y decidir no vender nuestra primogenitura y herencia en Cristo; sino que debemos proponernos honrar a Dios, y sólo ante Él postrarnos y adorar. También nos recuerda que nuestro Señor es fiel para no permitir que seamos tentados más de lo que podemos resistir, sino que junto con la tentación dará la salida.

En esta ocasión se nos enseña que el enemigo siempre busca tentarnos con las cosas y en las áreas en las que él sabe que tenemos debilidad. Tomando esto en consideración, es importante que sometamos todos nuestros apetitos al gobierno y disciplina de Dios; que entendamos que la clave para vencer, según señala el Pastor Tiburcio, no es enfrentarnos y pelearnos nosotros contra el enemigo, sino resistirlo y dejar que sea Dios el que pelee por nosotros.

En esta segunda parte, el Pastor Tiburcio nos amplía sobre cuáles son las cosas que determinan que estamos viviendo bajo la perspectiva de Cristo y que estamos siendo ricos para con Dios.

En esta enseñanza se nos habla de que, contrario a lo que muchas veces se piensa, Dios no tiene problemas con que tengamos riquezas y abundancia, los que solemos tener el problema somos nosotros al no saber lidiar con estas cosas. La riqueza de nada aprovecha, y termina siendo vanidad, si no vivimos bajo la perspectiva de Cristo, si no le damos a Él el primer lugar sobre todo.